Marruecos: hacia la gobernanza del agua.
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Cada año desde 2012, el sur de California ha tenido que hacer frente a sequías cada vez más graves. Para aprovechar al máximo el recurso, es necesario acordar su reutilización. El obstáculo para los habitantes es sobre todo psicológico. La idea de beber agua del retrete era inconcebible para muchos, pero este factor «asco» ya no es un freno.
Otro verano de sequía en el sur de California, la crisis climática no tiene precedentes y cada año reaparecen las mismas prohibiciones de regar los cultivos, lavar los coches y llenar las piscinas. El Estado consume 150.000 millones de litros de agua al día y las reservas de agua son cada vez más limitadas. Cada primavera, los gestores de recursos hídricos se reúnen en Echo Summit, una estación de esquí al norte de San Francisco. Ellos miden la profundidad de la nieve para extrapolar las reservas de agua para el verano. En 2010, a 2.000 metros de altitud, había tres metros de nieve; en 2022, el suelo estaba desnudo. El deshielo representa el 60% del suministro de agua de California, la peor sequía de los últimos 150 años.
Las brigadas de control están desplegadas en Los Ángeles. El riego de céspedes sólo está permitido dos veces por semana durante ocho minutos. Si no cumplen estas normas, los residentes pueden ser multados y, si vuelven a hacerlo, puede reducirse el caudal de su suministro de agua. El objetivo de las autoridades es restringir el consumo de agua potable a 300 litros diarios por habitante, si es necesario mediante limitadores de caudal instalados en los contadores. Las lujosas propiedades de las estrellas estadounidenses son en el punto de mira, Kim Kardashian y Sylvester Stallone se ven obligados a aceptar que su césped se vuelva inexorablemente amarillo.
Gavin Newsom, gobernador de California, ha anunciado que el Estado perderá el 10% de sus recursos hídricos en los próximos 20 años.
Esta tensa situación influye en el rechazo de los californianos a la idea de beber agua reciclada, el famoso «factor asco». El West Basin Municipal Water District gestiona el agua de 17 ciudades californianas, entre ellas Beverly Hills. En 2015 se inauguró una nueva planta de tratamiento de aguas. Ella es capaz de suministrar 300.000 metros cúbicos de agua al día en cinco calidades diferentes, desde el uso industrial hasta el consumo en el grifo.
El agua potable producida se basa esencialmente en tres tratamientos. En primer lugar, las aguas residuales se filtran con tamices microscópicos. A continuación, el agua se purifica mediante ósmosis inversa. El tratamiento por ósmosis inversa es un proceso de filtración especial que utiliza el peso del agua para hacerla pasar a través de filtros específicos. Se asocia una membrana específica a cada partícula que debe eliminarse. El agua también se trata con luz UV (ultravioleta). El tratamiento UV elimina patógenos, virus, bacterias e impide que los microorganismos se reproduzcan. El agua producida por el tratamiento municipal de West Basin es tan pura que requiere la adición de sales minerales para hacerla totalmente potable.
Las autoridades aprovechan la emergencia de la sequía para promover la reutilización del agua potable. Para sensibilizar a la población, todas las semanas se organizan visitas a las instalaciones et ellas estan abiertas a los escolares. Junto a la línea de tratamiento hay un fregadero de acero inoxidable con un gran grifo, y en cada visita se invita a todo el mundo a probar la calidad del agua. Por supuesto, los empleados de la planta siempre dan ejemplo. Aunque las actitudes están cambiando, la mayor parte del agua potable producida por esta planta de tratamiento no se vierte a la red de agua potable. Se envía a las aguas subterráneas, a los acuíferos o incluso a los lagos. Tarda 6 meses en volver al grifo del consumidor. La necesidad de agua y la recurrencia de la sequía podrían acelerar el proceso.
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